Ese pequeño cristal va
hacia el río
que ahora lo acuna
en su murmullo de sol
ese perro no querido
caminara kilómetros desolados
hasta encontrar una mano
con mas amor que miedo
ese loco lindo de atar
seguirá desoyendo a los sabios
leal a su corazón
aprendiz de su libertad
ese niño de ojos tristes
escribirá poesía
con el carbón de una fogata
sobre las blancas nubes
y la noche lo cobijara
entre las estrellas
hasta que despierte
buscando siempre.
Paulo Prella
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