gargantas secas un sol impiadoso
cada tanto el caballo mira hacia atrás
pidiendo un alto misericordioso
que nadie esta dispuesto a dar
El amo le pierde el respeto al horizonte
con su mirada inquisidora
lanza bendiciones al cielo
la puta madre que los pario!
¿Cuándo llegaremos?
La voz es un quejido
mas parecido al llanto
sombrío y desesperanzado
de un alma desterrada
que ahuyenta hasta a los cuervos
Es hora de enfrentar o correr
el viejo no le esquiva la mirada
a su fiel compañero
se impone una pausa que es condena
pronto la noche ceñirá sus destinos
Antes del fin ásperas manos
se posan sobre el lomo y agradecen
en la mirada del caballo
se adivina el infinito
y un relámpago despierta
a los que duermen.
Paulo Prella
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