martes, 21 de julio de 2020

El 25 DE JUNIO te invitamos a liberar un cuento y regalar una sonrisa

El hombre subió al colectivo y retiró del asiento el estorbo que lo separaba del glorioso momento en que iba, por fin, a sentarse y descansar durante su viaje a casa. En sus ojos podía leerse el cansancio de un día agotador de trabajo. Sin embargo, entre sus manos el estorbo persistía, y el hombre giraba su cabeza hacia todos lados en busca del despistado. No pudo hallarlo, nunca supo que esa persona estaba frente a él en el otro asiento observando los resultados del experimento.
El hombre decidió considerar que era lo que tenía entre sus manos y descubrió un folio que contenía seis hojas impresas prolijamente abrochadas y con el siguiente título: “EL CUENTISTA” Saki.
Como negándose a la irreal realidad de que esas hojas lo estaban esperando, volvió a mirar en todas direcciones buscando la persona responsable del extravío. Rendido ante la evidencia de que nadie reclamaría el folio, el hombre se dispuso a leer. Primero con desconfianza y luego con ansias de saber como terminaría aquella historia.
Yo por mi parte llegué a destino preguntándome que gesto destilaría ese rostro una vez concluida la lectura de la herencia que le había dejado.



Paulo Prella

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