¡Como se ríe la gente! Se ríe de... y no con. Esta claro que aman la rutina, los caminos señalados; cuidadito con salirse de lo "normal". Prohibido hacer cosas inesperadas, decir cosas decididamente incoherentes por el solo hecho de que suenan divertidas, imaginar posibilidades mas allá de lo posiblemente legitimado por años de pensamiento con forma de monitor. A fin de cuentas, quien no se acostumbra a la cara de culo del burócrata, del panadero, de la directora de escuela, del político de turno. Si tienen ese semblante deben ser personas serias, respetables sin duda y de accionar intachable... Seguramente tienen muchas responsabilidades que cumplen al pie de la letra. Casi se diría que estas pobres personas sufren cumpliendo con su deber; llevan una cruz muy pesada que es la de hacer las cosas bien, o tal vez aprendieron que con unos afiches en época de elecciones con el rostro aséptico y el ceño fruncido nos convencen a todos de su decencia y "normalidad". ¿Para que complicarse la vida siendo diferente a riesgo de ser señalado, ridiculizado o maltratado? Mejor ser así, aplicadito, correcto, sumiso, sistemático y consecuente con un esqueleto de valores carcomidos por el vacío de la obsecuencia. Nadie te va a mirar raro, ni a poner caras del tipo: "¿Y este enfermito de donde salió? "Yo por lo pronto elijo seguir siendo el pelotudito del que muchos comentan y se ríen. Obviamente todos los comentarios se suceden una vez que mi presencia brilla por su ausencia. Porque así se comporta la gente seria y respetable, ¿Para que hablar de frente?
Prefiero seguir buscando veredas por donde patinar cuando llueve, hablar con algún desconocido sin temor, a lo mejor tan solo por el hecho de que ambos somos seres humanos.
Prefiero seguir dando rienda suelta a mi creatividad, escribir intentos de poesías, leer mucho, escuchar y cantar canciones, seguir intentando ser buena persona a cambio nada mas que de mi propia tranquilidad. En las fiestas familiares, prefiero seguir sentado sobre el piso en una ronda de niños donde se habla de las cosas mas hermosas y fundamentales mientras mas allá los "adultos serios" hablan ,cuando no, de temas serios con cara de banquero sin nunca arribar a alguna conclusión ni proponer siquiera un triste intento de solución. Prefiero quedarme con mi cara de tonto contemplando un hermoso atardecer, tomarme unos segundos para mirar las estrellas extasiado sin ningún objetivo ni porque. Continuar sorprendido ante mi propia insignificancia. ¿Sera porque muchas cosas realmente serias y tristes pasaron en mi vida desde muy temprano? Tal vez por eso trato de vivir con esa sonrisa que para muchos resulta incomprensible y para otros hasta insoportable. Perdón, pero no puedo dejar de ser quien soy, aun a costa de las burlas de gente pragmática y aplicada. No puedo dejar de sorprenderme y seguir sorprendiendo. Elijo no tener miedo y sobre todo aprender de aquellos que siguen en la búsqueda de lo "esencial que es invisible a los ojos" y a quienes el prejuicio todavía no ha alcanzado.
Paulo Prella
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Dejá tu opinión aquí.