martes, 21 de julio de 2020

El Regalo

Ella y su diminuta figura que casi no deja sombra se pasean por lugares que apenas son nombres en busca de las sobras del mundo. De su padre sólo sabe que siempre fue ausencia, la nada simple y llana.
En este invierno que se acerca inexorable ella conoce perfectamente lo que la espera por las noches. El frío que ya es costumbre y una abundante cena de mate cocido y pan.
También recibe regularmente_ como si los golpes de la vida no fueran suficientes_ los golpes de su propia madre. Ella sí que está presente sobre su curtida piel.
La niña que ya tiene la mirada de un adulto observa a diario impasible la indiferencia, cuando no el desprecio de los otros.
De vez en cuando una chispa de esperanza asoma en sus ojos y muy de vez en cuando algo la conmueve y una sonrisa se esboza casi imperceptible sobre su rostro; generoso regalo para la vida.


Paulo Prella

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