evoco el sepia gastado
no recuerdo tu voz
ni tu nombre
el sonido de tu risa
la mirada tierna
calles que eran
sólo nuestras
cada pétalo soñado
las caricias disfrazadas
de pellizcos mordidas
un viaje al verano
cuando te dejé ir
sé que la noche
me reprende por lo bajo
con este silencio
de verdad absoluta
deja que navegue
el único propósito
es la duda, no saber
como es posible
que en la muerte
del ruido mundo
siga retumbando
el conjunto olvidado
de todos tus rincones.
Paulo Prella
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